En la cabeza del papa Benedicto XVI funciona el despotismo papal”

LEONARDO BOFF EN CÓRDOBA

Al poco tiempo de haber otorgado el Doctorado Honoris Causa, a la Sra. de Carloto, las autoridades de la Universidad Católica de Córdoba han incurrido en una nueva actitud incoherente con su finalidad -expresada en el Estatuto que la rige- que le encomienda reflejar en sus actividades “el mensaje cristiano como lo enseña la Iglesia Católica Romana”. En efecto, facilitaron el Auditorio “Diego de Torres”, para una conferencia, el día 13 de octubre, de Leonardo Boff, de quien se dice en la presentación: “En 1992, habiendo sido amenazado de nuevo con una segunda punición por las autoridades de Roma, renunció a sus actividades sacerdotales y se autopromovió al estado laico”[1].

Poco antes de esta visita, Boff había criticado al Sumo Pontífice en un artículo[2], con referencia al discurso de Ratisbona, manifestando:

“También ha causado escándalo y vergüenza entre los cristianos”;

“Si el Papa no hace oficialmente un acto de disculpa, nos da un mal ejemplo”;

“Pero este gesto suyo no es aislado”;

“Para entenderlo, se necesita comprender la ideología infalibilista que rige en el Vaticano y en general en la Iglesia”;

“Si pide perdón, confiesa que se equivocó, lo cual no está permitido por el infalibilismo. En la cabeza del papa Benedicto XVI funciona el despotismo papal”;

“En otras palabras: un papa puede autónomamente decidir todo; mil millones de católicos juntos no pueden decidir nada. Este absolutismo nos hace entender las razones del papa para no pedir perdón”.

Este antecedente debería haber bastado para que no se autorizara la presencia en la Universidad Católica del Sr. Boff, por parte de su Rector, o bien del Gran Canciller de la misma que es el Arzobispo de Córdoba. Pero, en realidad, su obra teológica ya había sido censurada por la Congregación para la Doctrina de la Fe, en su “Notificación sobre el libro Iglesia: Carisma y Poder. Ensayos de eclesiología militante, del P. Leonardo Boff, o.f.m.”[3]. En dicho documento se expresa:

“Dando por descontado que el eje organizador de una sociedad coincide con el modo específico de producción que le es propio y aplicando este principio a la Iglesia, L. Boff afirma que ha habido un proceso histórico de expropiación de los medios de producción religiosa por parte del clero en perjuicio del pueblo cristiano, el cual se habría visto así privado de su capacidad de decidir, de enseñar, etc. (conf. ps. 75, 215 y sigtes., 238-239). Además, después de haber sufrido esta expropiación, el poder sacro habría sido también gravemente deformado, cayendo así en términos de dominación, centralización, triunfalismo (conf. ps. 98, 85, 91 y sigtes.). Para remediar estos inconvenientes, se propone un nuevo modelo de Iglesia, en la que el poder se conciba sin privilegios teológicos, como puro servicio articulado según las necesidades de la comunidad (conf. ps. 207, 208).”

Además, el motivo de su presencia en nuestra ciudad, fue la promoción de La Carta de la Tierra, el manifiesto panteísta elaborado para reemplazar a los 10 Mandamientos según Mikhail Gorbachev, que se convirtió en el 2000 en uno de los instrumentos de la ONU para llevar adelante su reingeniería social anticristiana[4]. Leonardo Boff se incorporó al Consejo de la Carta de la Tierra, en reemplazo de Paulo Freire.

En la exposición del día 13, la mayoría de los comentarios estuvieron referidos al daño provocado en la naturaleza por la explotación irracional de los recursos y el sistema de producción capitalista. Pero analizando el texto de la Carta que fue distribuido entre los asistentes[5], puede advertirse la ideología que subyace:

-”La humanidad es parte de un vasto universo evolutivo. La Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de vida”.

-”Se necesitan cambios fundamentales en nuestros valores, instituciones y formas de vida”.

-”Asegurar el acceso universal al cuidado de la salud que fomente la salud reproductiva y la reproducción responsable”.

-”Afirmar la igualdad y equidad de género como prerequisitos para el desarrollo sostenible y asegurar el acceso universal a la educación, el cuidado de la salud y la oportunidad económica”.

-”Asegurar los derechos humanos de las mujeres y la niñas y terminar con toda violencia contra ellas”.

-”Eliminar la discriminación en todas sus formas, tales como aquellas basadas en...la orientación sexual... “.

El P. Juan Claudio Sanahuja, resume su análisis de este documento afirmando que: “La visión cristiana es irreconciliable con el inmanentismo panteísta de la Carta”[6]. Que sus partidarios la consideran como emblema de la Nueva Era, queda reflejado en el hecho de que el original, escrito en papiro, se encuentra en un cofre, en el Arca de la Esperanza, construida con madera de un sicomoro -imitando el Arca de la Alianza-, que está expuesta en Nueva York, en el Templo del Entendimiento Universal. En su exposición en Córdoba, Boff aclaró que uno de los fundamentos de la Carta es la teoría Gaia, que sostiene la necesidad de disolver lo humano en el mundo natural para desplazarlo de su falsa posición de centro de la creación. “La liturgia con la que sus promotores han rodeado a la Carta de la Tierra, es la prueba más clara que de lo que se trata es de romper la Alianza de Dios con el hombre y sustituirla por una nueva alianza de la Diosa Tierra con la humanidad”[7].

Queremos concluir con la enseñanza del Magisterio, expuesta en el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia[8]:

“El Magisterio ha motivado su contrariedad a una noción del medio ambiente inspirada en el ecocentrismo y el biocentrismo, porque ésta se propone eliminar la diferencia ontológica y axiológica entre el hombre y los demás seres vivos, considerando la biosfera como una unidad biótica de valor indiferenciado. Así se elimina la responsabilidad superior del hombre en favor de una consideración igualitaria de la dignidad de todos los seres vivos” (p. 463).

“Una visión del hombre y de las cosas desligada de toda referencia a la trascendencia ha llevado a rechazar el concepto de creación y a atribuir al hombre y a la naturaleza una existencia completamente autónoma” (p. 464).

Editor: Centro de Estudios Cívicos